So long, Marianne
No pude evitar sonreír cuando me hizo pasar a un salón tenuemente iluminado y acomodarme en el extremo de un sofá de cuero negro. Antes de cruzar las piernas ya estaba sentado a mi lado tendiéndome un Chardonnay, manipulando la tela de mis medias. No me dio tiempo a mojar los Continúa leyendo