Visita guiada al futuro

Buenas noches y bienvenidos al futuro. Al habla una máquina elaborada por antiguos trabajadores del restaurante de Jordi Cruz asesorados por niños taiwaneses en estrecha colaboración con becarios de un medio de comunicación cuyo nombre, en el ejercicio de mi libertad de expresión y el derecho a la vida, no voy a mencionar.

Antes de comenzar la visita quisiera agradecer el apoyo económico que el bufete de abogados Mossack Fonseca, la sociedad Rudy Valner y el filántropo Luis Bárcenas prestaron a este proyecto antes de que se hiciera con el monopolio de los viajes de placer. Sin ellos no hubiera sido posible. Tampoco sin el gobierno de Rusia, el de la Comunidad de Madrid y la Sociedad de amigos del tute, que nos ha dejado las barajas para jugar durante la hora del café.

Un consejo: pónganse cómodos y abandonen por un momento sus preocupaciones. Apaguen las luces que dejan a la vista sus taras y rarezas y presten atención, únicamente, a los monumentos que nos vamos a cruzar por el camino, todos ellos de creación posterior a 2017 y símbolos del período histórico que inauguró la victoria de Marine Le Pen y la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado por parte del gobierno del ahora Emperador del Imperio Trumpeano de Oriente, Mariano Rajoy.

A su derecha, a los pies de la columna mariana, se halla la tumba del parado desconocido, homenaje al desempleado anónimo que dejó de figurar en las estadísticas a cambio de trabajar 72 horas semanales por un salario de 300 euros al mes y una inmejorable formación. Fíjense en la textura del mármol pues procede de la demolición de esa obra inútil que antes de la Reforma de Wert se estudiaba en los libros de texto como David de Miguel Ángel.

Al frente, siguiendo la Avenida Rafael Catalá, de la que salen numerosos pasadizos que van directos a su despacho, la estatua ecuestre del Fiscal General del Estado, claramente influenciada en su estilo por el retrato del Conde Duque de Olivares a caballo, atribuido al ingeniero pictórico Diego de Velázquez. Ambas obras pretenden homenajear el servicio atento a la nación y la fidelidad a la patria.

Llegamos ahora a la Puerta del Sol, para cuya entrada, como su propio nombre indica, es necesario pagar un peaje que pasará a recoger por los asientos el antiguo Ministro Soria. En ella veremos el famoso reloj, parado por supuesto, y una tienda de campaña en recuerdo de los comuneros que intentaron tumbar el régimen de la transición un 15 de mayo de 2011. Como anécdota, decir que el gobierno quiso tramitar una ley de memoria histórica para hacer desaparecer el monumento, pero finalmente optó por que siguiera en pie con fines didácticos y como testimonio del horror.

Disfruten ahora de esta avenida singular llena de talleres de carpintería, fábricas de hormigón y cámaras de vigilancia antes llamada Gran Vía. Observen también la puerta del teatro Callao, el último centro que consiguió sobrevivir a las progresivas subidas del IVA cultural, al corte en las subvenciones y a la analfabetización de los escolares. Aún acuden a su puerta unos cuantos locos que se autodenominan artistas y que no quisieron reconvertirse en dependientes, albañiles o guías turísticos, principales empleos en esta floreciente nación.

Finalmente, la visita se aproxima a su fin en la Plaza Pricewaterhouse Cooper, Fly Emirates, Wizink Cibeles, antigua deidad frigia en la que celebran los triunfos en la Mastercard, Benneton, Heineken Champions League y en la BBVA, Bankia, Caja Duero Liga española los aficionados al Real Adidas, Bwin, Audi Caixabank Madrid. Pueden bañarse si lo desean por el módico importe de 2.000 denarios.

Espero que hayan disfrutado del viaje. Les recuerdo que el coste extra por suicidio se abona a la bajada de la nave. Muchas gracias por su atención.

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