Carmen, mantis de subespecie laica lectora, en un día cualquiera de otoño, apaga el despertador de un golpe, se despereza, desayuna unas tostadas con aceite, atiende a las crías, las lleva al colegio, acude al trabajo y después las recoge. En la salida de la escuela, flirtea con machos apuestos, generalmente casados, a los que ordena subir a casa. Les echa un polvo salvaje y los somete. Termina y se fuma un cigarro en lo que guarda al insecto infiel dentro del armario.
Si Carmen fuera religiosa, como sus primas, se lo habría servido como merienda. Pero ella es laica y lectora, y conoce muy bien lo que le ocurrió a la cigarra. Sabe que pronto llegará el invierno.
Juraría que ésto es lo mejor que he leído en mucho tiempo. Y con ello incluyo novelas enteras y otros relatos mundanos que pueblan la red.
Gracias, Nacho. Un abrazo.